Como parte del pasaje bíblico dedicado a la pasión y muerte de nuestro señor Jesucristo, esta Martes Santo se conmemora Jesús Humildad y Paciencia, que hace referencia a los momentos previos a la crucifixión, después de ser despojado de sus vestiduras.
Esto tiene como significado, que la vida del hijo de Dios fue siempre de entrega a la voluntad del padre, y por eso siempre fue obediente a sus designios. Por eso humildad y paciencia son los conceptos centrales de este Martes Santo.
La iglesia católica ha señalado que la devoción al Cristo de la Humildad y Paciencia nos invita a la mansedumbre y la perseverancia en la fe y la oración constante, a no desesperar ni maldecir.
La imagen de Jesús que este martes recordamos, es la del hijo del hombre sentado, pensativo, tal vez meditando humilde y paciente, esperando la llegada de su muerte por amor a la humanidad.
LA LECTURA
La lectura del evangelio del Martes Santo está referida al anuncio que hizo Jesús sobre la traición de Judas y la negación de Pedro, según San Juan. Es uno de los momentos cruciales, previo a la pasión.
“El Señor estaba sentado a la mesa con sus discípulos y de pronto dice algo que estremece a todos en el lugar: En verdad, en verdad os digo que uno de vosotros me entregará.
Los discípulos se miran unos a otros y se preguntan quién podrá ser el traidor. Pedro le pide a Juan, el discípulo amado, que le pregunte al Maestro”.
San Juan en su relato expresa su gesto de amor y preocupación por Jesús: «El, recostándose sobre el pecho de Jesús, le dice: “Señor, ¿quién es?”». A lo que Jesús contesta: «”Es aquel a quien dé el bocado que voy a mojar”. Y, mojando el bocado, lo toma y se lo da a Judas, hijo de Simón Iscariote».
En cuanto tomó Judas el bocado, salió. Era de noche. Cuando salió, dice Jesús: «Ahora ha sido glorificado el Hijo del hombre y Dios ha sido glorificado en él. Si Dios ha sido glorificado en él, Dios también le glorificará en sí mismo y le glorificará pronto.
Hijos míos, ya poco tiempo voy a estar con vosotros. Vosotros me buscaréis, y, lo mismo que les dije a los judíos, que adonde yo voy, vosotros no podéis venir, os digo también ahora a vosotros.
Simón Pedro le dice: «Señor, ¿a dónde vas?» Jesús le respondió: «Adonde yo voy no puedes seguirme ahora; me seguirás más tarde. Pedro le dice: «¿Por qué no puedo seguirte ahora? Yo daré mi vida por ti. Le responde Jesús: «¿Que darás tu vida por mí? En verdad, en verdad te digo: no cantará el gallo antes que tú me hayas negado tres veces.»
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