Igor Stravinsky, uno de los compositores más influyentes del siglo XX, nació el 17 de junio de 1882 en Oranienbaum (actual Lomonósov), cerca de San Petersburgo, Rusia. Desde joven, Stravinsky estuvo expuesto a la música, ya que su padre era un famoso bajo en la Ópera Imperial de San Petersburgo. A pesar de esta influencia temprana, Stravinsky inicialmente estudió derecho en la Universidad de San Petersburgo. Sin embargo, su pasión por la música lo llevó a estudiar composición con Nikolai Rimsky-Korsakov, uno de los compositores más prominentes de Rusia en ese momento.

Stravinsky alcanzó fama internacional con sus primeras obras ballets, encargados por Sergei Diaghilev para la compañía Ballets Russes. Su primer gran éxito fue «El pájaro de fuego» (1910), seguido de «Petrushka» (1911) y el revolucionario «La consagración de la primavera» (1913). Esta última obra, en particular, causó un gran escándalo en su estreno en París debido a sus ritmos irregulares y armonías disonantes, pero hoy se considera una de las piezas más importantes y revolucionarias de la música del siglo XX.

Al iniciar la Primera Guerra Mundial y la Revolución Rusa, Stravinsky vivió en Suiza y luego se trasladó a Francia en la década de 1920. En este período, exploró nuevos estilos y formas, alejándose del folklore ruso que había caracterizado sus primeras obras. Produjo piezas neoclásicas como «Pulcinella» (1920) y la ópera «Oedipus Rex» (1927), que mostraban una influencia clara de la música del pasado, reinterpretada con su estilo único y moderno.

En 1939, ante la amenaza de la Segunda Guerra Mundial, Stravinsky emigró a los Estados Unidos, donde continuó su carrera como compositor, director de orquesta y pianista. Durante este período, adoptó técnicas serialistas en su música, influenciado por el trabajo de Arnold Schoenberg. Obras como «Agon» (1957) y «Canticum Sacrum» (1955) muestran esta nueva dirección en su estilo compositivo. Stravinsky también se convirtió en ciudadano estadounidense en 1945 y vivió principalmente en Hollywood, California.

De Stravinsky se dicen muchas cosas. Una de ellas, es que expresó en una entrevista “nunca me gusta lo que escribo, y nunca escribo lo que me gusta”. Aunque no he verificado la fuente de esa frase, debo confesar que me cautivó, pues es la médula del vigor expresionista: la inconformidad.

Lo que sí es cierto es que una de sus anécdotas más curiosas ocurrió en 1940, cuando trabajó en la música para la famosa película de Disney «Fantasía». Stravinsky es el único compositor clásico vivo cuya música fue utilizada en la película, y su pieza «La consagración de la primavera» fue adaptada para la famosa secuencia sobre la evolución de la vida en la Tierra.

Cuando Stravinsky vio cómo Disney y su equipo habían editado y arreglado su obra, no quedó para nada satisfecho, como era costumbre en él. Stravinsky era conocido por ser bastante protector con sus composiciones, y la adaptación realizada por Disney no fue de su agrado. A pesar de esto, Stravinsky permitió que la versión se usara en la película, aunque siempre se mantuvo crítico sobre las modificaciones realizadas a su obra. Esa costumbre de hacer adaptaciones era también muy característico de Walt Disney, como en el caso de Mary Poppins.

Más tarde, Stravinsky comentó con cierta resignación, sobre la experiencia con Disney: «No me gustó la reorquestación de ‘La consagración de la primavera’. Estaba muy lejos de lo que yo había escrito. Pero en fin, así es la vida.» Esta anécdota muestra tanto el pragmatismo de Stravinsky como su aguda percepción sobre su trabajo, y también ofrece una mirada interesante a la colaboración entre un gran compositor académico y un gigante de la industria del entretenimiento.

Cabe recordar que Igor Stravinsky visitó Venezuela en 1953 y 1962, en dos giras de conciertos, para dirigir la Orquesta Sinfónica de Venezuela. Y quedó altamente impresionado de la calidad del Orfeón Universitario de la UCV, del cual expresó los más hermosos elogios.

Esa visita de Stravinsky a Venezuela en 1962 es un episodio notable en nuestra historia. En ese año, el maestro ruso fue invitado para dirigir algunos de sus propios trabajos con la Orquesta Sinfónica Venezuela en el Teatro Municipal de Caracas, marcando un hito en la vida musical venezolana.

Uno de los aspectos más destacados fue la interpretación de «La consagración de la primavera», que contó con una respuesta entusiasta tanto del público como de la crítica. Además de «La consagración de la primavera», el programa incluyó otras composiciones de su repertorio, ofreciendo una rara oportunidad para los músicos y el público venezolano de experimentar la interpretación directa de manos del propio compositor.

El tránsito de Stravinsky a Venezuela fue más que un evento musical; fue un acontecimiento cultural significativo que subrayó la creciente importancia de Venezuela en la escena musical internacional. La Orquesta Sinfónica Venezuela, fundada en 1930, ya era una institución consolidada, pero la presencia de una figura de la talla de Stravinsky elevó su perfil y prestigio aún más.

Durante su estancia, Stravinsky también tuvo la oportunidad de interactuar con músicos, compositores y estudiantes de música venezolanos, dejando una huella en la comunidad musical local. Su visita no solo inspiró a los intérpretes, sino que también motivó a los compositores venezolanos a explorar nuevas formas y técnicas en sus propias obras.

Igor Stravinsky murió el 6 de abril de 1971 en Nueva York y fue enterrado en la isla de San Michele en Venecia, Italia, cerca de la tumba de su amigo Sergei Diaghilev. Su legado perdura a través de su vasta y variada producción musical, que abarca desde el ballet y la ópera hasta la música de cámara y las composiciones orquestales. Stravinsky no solo cambió el curso de la música clásica en el siglo XX, sino que también influyó en muchos compositores posteriores y sigue siendo una figura central en la música de vanguardia.

Para escuchar, a propósito de Igor Stravinsky, recomiendo un muy curioso video donde Leonard Bernstein presenta a Stravinsky dirigiendo “El Pájaro de Fuego” con la orquesta filarmónica de New York:

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