María Eugenia Grillet
María Eugenia Grillet, investigadora del Instituto de Zoología y Ecología Tropical de la Facultad de Ciencias de la UCV. Foto Cortesía (Prodavinci)

Si algo quiere hacer María Eugenia Grillet, Ph.D en Ecología y profesora investigadora de la Universidad Central de Venezuela (UCV), es llamar la atención acerca de que no es posible tener una estrategia de salud pública sin considerar el medio ambiente, un enfoque de one-health, pero -muy específicamente- la deforestación, una de las acciones humanas que más está acelerando cambios ambientales cruciales en la Amazonía.

En los últimos años, la investigadora del Instituto de Zoología y Ecología Tropical de la Facultad de Ciencias de la UCV ha estado estudiando -junto con un grupo de investigadores- el impacto que tiene la deforestación en la Amazonía venezolana en la emergencia de la malaria y otras zoonosis virales, es decir, infecciones que se originan en animales vertebrados como la malaria, fiebre amarilla o el dengue.

“La mayoría de las enfermedades infecciosas humanas emergentes son de origen zoonótico, causadas principalmente por virus propensos a eventos epidémicos. Las zoonosis son cada vez más frecuentes e intensas, impulsadas principalmente por importantes cambios ambientales tales como la deforestación. Dos de los bosques tropicales más amenazados de América del Sur son la selva amazónica y la selva o mata atlántica”, advierte.

Puedes leer: Lucha global es la clave para erradicar la malaria

Y sobre esto, un laboratorio de ensayo es el sur venezolano: Bolívar y Amazonas donde, desde 2014 ha habido un incremento de la actividad minera. “Todo es producto de la grave crisis económica y social, la permisividad y/o falta de regulaciones territoriales ante la expansión minera y el debilitamiento del sistema de salud en Venezuela”, señala.

Esa intensificación de la deforestación también ocurre en Brasil desde 2015. “En consecuencia, ambos países han aportado más del 50% de los casos de malaria en Latinoamérica en los últimos 10 años. Lamentablemente, la malaria cuando no es tratada a tiempo puede ser mortal, principalmente en niños, como lo evidencian estudios en comunidades Yanomami”.

Grillet y su equipo están estudiando la ecología de las dos especies vectoras de malaria en Sifontes (Bolívar), el principal foco caliente del también conocido paludismo en Venezuela.  En esta conversación, la profesora explica cómo la fragmentación de los bosques nos está perjudicando en todo sentido.

– En el contexto de la Amazonía venezolana, ¿cuáles son las enfermedades transmitidas por vectores que más le preocupan actualmente? ¿Hay alguna tendencia emergente que esté observando?

– Sin duda alguna, la malaria, es la enfermedad transmitida por vectores (etv) de mayor importancia en los estados Bolívar y Amazonas. La mayoría de la malaria por Plasmodium vivax (75%) y P. falciparum (25%) durante 2022 fue reportada en 70% solo por 3 países: Venezuela (28%), Brasil (27%) y Colombia (18%), según la Organización Mundial de la Salud (OMS) en sus datos de 2023.

Venezuela reportó para 2022, 154 mil 683 casos de malaria, habiendo reportado en años previos, 467 mil 421 (2019), 223 mil 349 (2020), y 204 mil 683 (2021).  Durante la última década se ha desarrollado una epidemia de malaria sin precedentes en el país que lo ha llevado a ser el país que reporta más casos y muertes por malaria en la región desde 2016 (OMS 2023).

A principios de la década de 1960, Venezuela eliminó la malaria en aproximadamente el 76% de su territorio, dejando la transmisión de P. vivax y P. falciparum sólo concentrada en los bosques bajos del sur de los estados Bolívar y Amazonas, siendo estos dos estados los más endémicos para malaria. En particular, el estado Bolívar contribuyó entre el 60% (1992-1995) y el 88% (2000-2014) del total de malaria durante estos años. Pero desde 2014 en adelante, la malaria en Venezuela no solo se ha intensificado en esta región endémica, sino que se ha extendido ampliamente a nuevas áreas geográficas dentro del país.

La epidemia de malaria ha sido causada principalmente por la crisis económica y social ya descrita, pero la crisis económica ha impulsado a su vez a la minería ilegal de oro. Como resultado, la migración interna ha aumentado hacia y desde el sur de Venezuela (estado Bolívar, principalmente), región donde se concentran las actividades mineras de oro y donde se han identificado focos persistentes de malaria minera en los últimos 20 años. La población migra desde diferentes regiones del país o dentro de la misma región endémica (estado Bolívar y Amazonas) a estas zonas mineras en busca de oportunidades económicas. Posteriormente, estos migrantes infectados regresan a su localidad de origen donde existe una alta receptividad a la malaria (presencia de vectores Anopheles), reintroduciendo la infección en áreas donde previamente había sido eliminada o creando nuevas áreas de transmisión y un nuevo panorama epidemiológico.

La reemergencia y aumento de la malaria en Venezuela durante estos últimos años, sumado a la migración masiva de venezolanos a los países vecinos debido a la crisis humanitaria, se ha convertido en una amenaza epidemiológica para la región, poniendo en peligro particularmente los esfuerzos de eliminación de la malaria de los principales países vecinos fronterizos (Brasil y Colombia), causando la llamada malaria de frontera. Adicionalmente, los frecuentes movimientos de población humana minera entre los países del Escudo Guayanés (Guyana, Guayana Francesa, Surinam y partes de Colombia, Venezuela y Brasil) podrían estar amplificando el impacto regional del aumento de la malaria en el sur de Venezuela, con el riesgo latente del establecimiento de un corredor regional de malaria.

Amazonas, segundo estado endémico más importante para malaria en Venezuela, se ha caracterizado por un incremento significativo de la transmisión de malaria a partir del año 2010, pasando de 3 mil 548 casos registrados en dicho año, a más de 60 mil casos en 2017. Hubo luego un descenso (79%) entre 2017 y 2021, y luego un aumento en 2021 y 2022. Los principales municipios maláricos son los de Alto Orinoco, Manapiare, Atabapo y Autana. Este incremento de casos es similar a lo que ocurre en Bolívar, con la expansión minera dentro del estado Amazonas y relaciona con el aumento de la migración interna de personas hacia hábitats selváticos para la búsqueda del oro. Debido a las dificultades de acceso y a la importante afectación de la población indígena (ejemplo, Yanomami), se asume que el subregistro de casos y muertes por malaria puede ser mayor y más crítica en algunos municipios difíciles de acceder tal como el del Alto Orinoco. De hecho, actualmente, la expansión minera ilegal de oro dentro de ese municipio está amenazando el bienestar del pueblo Yanomami.

– ¿Cómo se pueden equilibrar la conservación de la biodiversidad, el desarrollo económico con las necesidades de salud pública, especialmente en un área tan biodiversa y sensible como la Amazonía venezolana?

– En los últimos años he estado estudiando el impacto que tiene la deforestación de la Amazonia en Venezuela y la región sobre la emergencia de la malaria y otras zoonosis virales (emergentes o reemergentes). En este sentido describo a continuación mi visión de este problema abordado desde una perspectiva de one-health (una salud), que creo es la estrategia que debería asumirse para tratar un problema socioambiental como este.

La mayoría de las enfermedades infecciosas humanas emergentes son de origen zoonótico, es decir son infecciones que se originan en animales vertebrados. Las zoonosis son cada vez más frecuentes e intensas, impulsadas principalmente por importantes cambios ambientales tales como la deforestación. Dos de los bosques tropicales más amenazados de América del Sur son la selva amazónica y la selva o mata atlántica. Ha habido una considerable atención al impacto que tiene la deforestación en la pérdida de función, valor y servicios proporcionados por el ecosistema de la selva amazónica. Sin embargo, el número de estudios que evalúan los efectos de la deforestación en la aparición y/o resurgimiento de enfermedades zoonóticas virales en esta región es muy limitado a pesar de sus implicaciones locales, regionales y globales para la salud. Como un ejemplo, hay estudios que han evidenciado cómo la deforestación ha promovido o está promoviendo la aparición/reemergencia de los Hantavirus, el virus de la fiebre amarilla y el virus de la rabia en los bosques altamente fragmentados de Brasil. Nuestros estudios en Venezuela están demostrando cómo la deforestación promueve más malaria.

Lee la nota completa en el Correo del Caroní.

 

¿Quieres recibir nuestros titulares diarios, matutinos y vespertinos?
Puedes unirte a nuestros canales
Telegram: https://t.me/titularesec
WhatsApp: O si prefieres nuestro grupo en WhatsApp: Con gusto te enviaremos las noticias más relevantes del día

También puedes seguirnos en Google Noticias:




Estimado lector: El Diario El Carabobeño es defensor de los valores democráticos y de la comunicación libre y plural, por lo que los invitamos a emitir sus comentarios con respeto. No está permitida la publicación de mensajes violentos, ofensivos, difamatorios o que infrinjan lo estipulado en el artículo 27 de la Ley de Responsabilidad en Radio, TV y Medios Electrónicos. Nos reservamos el derecho a eliminar los mensajes que incumplan esta normativa y serán suprimidos del portal los contenidos que violen la Constitución y las leyes.