Una celebración fabulosa, cargada de alegrías y tradiciones son los parrandas de aguinalderos que visitaban las casas para contar la navidad cantando. En ellas la inventiva popular unía el nacimiento del niño Dios con agasajos a personas presentes y referencias a situaciones cotidianas.

En la navidad cristiana española existían los villancicos, música de habitantes de la villa. A ellos se sumaron los aguinaldos,cuando fueron autorizados para hacerlo en Venezuela, Puerto Rico y Canarias por Bula papal de León XIII.

Mucho antes en Carabobo, surgieron de la familia Nolasco Colón los maestros de Capilla de la Iglesia matriz de Valencia entre 1770 y 1780. En su repertorio tenían los entonces llamados Tonos de Navidad que pudieran ser un fermento remoto de la aparición del aguinaldo central carabobeño a finales del siglo XIX.

Era un regocijo para niños y adultos recibir a los aguinalderosque pasaban por el zaguán hasta la sala donde la familia se reuníapara oírlos, obsequiarlos con hallacas o dulces y despedirlos con un infaltable trago aclara gargantas y una colaboración en dinero.

Los conjuntos usaban franela y pañoleta. Estaban constituidos por músicos que tocaban uno o dos cuatros, maracas, furruco, charrasca, sonajero de chapitas y algunos añadían un violín. Tenían dos ayudantes, uno que ondeaba la bandera y otro que llevaba un palo que terminaba en una vela que alumbraba una estrella armada con varillas y protegida con papel celofán. Recuerdos de Belén y los Reyes Magos.

Las parrandas carabobeñas improvisancon versos de métrica librey su peculiaridad es devolver lasestrofas: feliz noche a todos/ les vengo a desear/ con nuestra parranda/ los quiero alegrar y de seguidas otro cantante: los quiero alegrar/con nuestra parranda/ les vengo a desear/ feliz noche a todos.

El canto se iniciaba con versos de presentación. Luego se dedicaban estrofas a los presentes por sus nombres o refiriéndose a su vestido o alguna particularidad agradable. En la despedida se pedía el aguinaldo y se agradecía.

La parranda de aguinaldos es una de las riquezas humanas, culturales y populares que construye la identidad de Carabobo y que aún subsiste en algunos lugares y en muchas nostalgias. Carlos Arvelo y Guacara se disputan su partida de nacimiento.

La Verde Clarita cuyo nombre alude al color de la caña y la calidad del azúcar se convirtió en el emblema de la parranda de Carabobo. En 1949 nace la Rival Clarita promovida por Leonardo Aquino y otras en distintas partes del Municipio como Unión Tacarigua, La Consentida de la Alianza, La verde Imperial, la Azul Clarita, La Perolera, la Forastera, los Renacientes de Guigue; Los Ruiseñores, La Flor del Palmar y Los Intelectuales que dejan constancia que la parranda prendía en todos los estratos.

A su vez en Yagua, nacen Los caminantes de Yagua cuyo nombre deriva de que se movilizaban a pie desde Yagua a Vigirimay a Guacara. Fundada por José Hidalgo y José Agudo, Cachilapo, cantante excelente, cuyo fallecimiento afectó la labor del conjunto. La Unión 25 cuyo fundador fue Misael Ochoa, La Flor Navideña, Los Criollos de Guacara, La Vencedora de Yagua integrada por Norberto Sánchez. Pedro Flores, Alejandro Graterol, Aniceto González y Arturo Marcano junto con La Caña Vega de hijos de antiguos parranderos son dos de las agrupaciones que subsisten dada la precariedad de recursos para mantenerse.

En Guacara hubo muchos parranderos de fama como Concepción Figueroa, Pedro Rojas, los Centenos, Santos Picure o Johny Brea declarado patrimonio viviente del municipio.

San Joaquín es también un municipio donde se expresó la pasión por las parrandas. Se recuerda a la Flor de la Auyama dirigida por Carlos Tovar, con la participación de los Pinto y Alvaro Toro. La Flor de San Joaquín cuyo primer director fue Enrique Cardozo padre y que contaba entre sus integrantes a Salomón Ríos, Pablo Salcedo, Néstor Aponte, Sebastián Vásquez, Ramón Salazar y Enrique Cardozo hijo. O la parranda Unión dirigida por Coquito Barreto con la participación de José Trejo, Héctor Bazán, Manuel Meza, Pipo Herrera,, Marcos y Miguel Valera.

En Bejuma en la década del cincuenta se recuerda La Parranda de Juan Ramón Romero, dueño de la Pulpería La mano abierta ubicada en la calle Real y en cuya casa ensayaba desde octubre el conjunto.

En Naguanagua la más famosa fue la Roja Imperial que se fundó en noviembre de 1952 por iniciativa delSr Francisco Villegasy su esposa Ana Rosa con familiares y amigos residentes en El Rincón. En la actualidad están al frente de ella Zoraida Villegas y Jaime Villegas.

En Valencia ciudad se recuera el Conjunto de El Palotal del Dr Pedro Paiva y en Santa Cecilia al conjunto conformado por cinco hijas del Dr. Soto Olivares.
Pero la parranda navideña, canto popular de lo humano y lo divino, es una especie folklórica en peligro de extinción.

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